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La loco-motora de la construcción y la campaña a la presidencia

Álvaro Moscoso  |  16 de marzo de 2016 (04:35 h.)
Foto tomada de destinos y planes

Ojalá y la cosa de “regalar” casas y “ayudar” al sector constructor para ganar una campaña presidencia no se nos vaya a convertir en un gravísimo problema. 

Por: Álvaro Moscoso 

Además de la intención de urbanización de la Reserva Van der Hammen, hay otros lados a donde deberíamos mirar.

Aquí en la Sabana de Bogotá se sembraba trigo, papa, maíz… ahora lo que se ve son grandes conjuntos residenciales para “gente de bien” que paga por estar lejos de la “Otra gente”, barrios nada planeados donde vive “la otra gente” sin acceso a los servicios urbanos; cultivos de flores, criaderos de caballos, explotaciones mineras, bodegas y mucho concreto. Para los municipios, estar cerca a Bogotá representa oportunidades y muchas problemáticas.

Soacha, Funza, Mosquera, Cota, Chía, Cajicá, Zipaquirá, Madrid, Facatativá, Tabio… han sido municipios gravemente afectados por la poca o inexistente planeación territorial sumada a la influencia de estar cerca a Bogotá, Ciudad Capital que sufre día a día infinitas problemáticas y se ven pocas soluciones. ¡Ah! Y se ve también, de vez en cuando, algún cultivo de maíz, arveja o papa, pero ahorita ni pasto hay por la pésima preparación para afrontar la época de sequía (Ni pensemos en cuando venga la época de lluvias). Eso de que no hay agua porque no llueve es como decir que los zapatos se dañaron por usarlos ¿Es algo obvio que cuando no llueve no habrá mucha agua, no? ¿dónde está la preparación del Estado para afrontar estos fenómenos? … bueno, sigamos con el asunto.

La administración de los municipios, de la mano con el Concejo, tienen la responsabilidad de ordenar el territorio de una forma planeada a futuro, dando luces claras de cómo deben desarrollarse en materia urbanística, social, económica, ecológica, de servicios urbanos y servicios públicos; buscando garantizar los derechos de todos los ciudadanos, reduciendo la brecha que hay entre la calidad de vida de los que tienen mucho en comparación a los que tienen poco.

"..Si no le ponemos atención al desordenado crecimiento de Bogotá y sus municipios aledaños, colapsaremos pronto."

La crisis de planeación que vive la Sabana de Bogotá es muestra de lo atrasados que estamos en el tema, y no me refiero tanto a lo escrito, podemos escribir maravillosos documentos de planeación (Esto sucede rara vez, porque normalmente responden es a intereses económicos y políticos, no reflexiones serias y académicas sobre el territorio), lo que más nos llama la atención es la implementación de esos Planes de Ordenamiento Territorial - POT. Así mismo, no hay una planeación regional, es como si los municipios fueran ruedas sueltas y el entorno no influyera en la vida de los habitantes de cada municipio.

El asunto de llevar a la práctica los POT se agrava cuando las licencias de construcción se otorgan, dependiendo de asuntos políticos y no de análisis técnicos u objetivos. Es decir, relaciones entre los ciudadanos y los políticos o funcionarios, compromisos políticos, si hay dinero de por medio, en resumen, cosas de esas que llaman clientelismo o corrupción. Funciona con la misma lógica cuando existen construcciones sin licencia y la administración no hace el control respectivo, mejor dicho, le pasa un elefante blanco por el frente y “no se da cuenta”. Es que la construcción es un sector que mueve mucho dinero, untarle la mano a algunos es cosa fácil (No digo que pase, sólo que no sería difícil, yo sé que nuestras administraciones serían incapaces de cometer estos delitos).

El Alcalde de Cajicá, Orlando Díaz Canasto, suspendió alrededor de dos mil licencias de construcción y el Ministro de Vivienda le salió al paso para anunciar en los medios que eso no se podía hacer, que el Alcalde no puede detener uno de los motores de la economía: la construcción; con la excusa de que se debía impulsar a la clase media para que pueda tener vivienda propia. Quizás el Ministro Henao -el mismo que defiende la urbanización de la reserva Van der Hammen- y yo no entendemos muy bien el concepto de “Clase Media”, porque de las casas que se están construyendo en Cajicá, en su gran mayoría, tendrán un valor superior a los doscientos millones de pesos.

Lo sucedido en Cajicá no es un caso aislado. En Tabio, por ejemplo, la administración anterior cambió el uso del suelo de un predio de más de ochenta y tres mil metros cuadrados -pues el Gobierno Nacional autorizó a los alcaldes para cambiar por una vez el uso del suelo de una extensión de tierra para aquello de las 10.000 viviendas de la campaña presidencial de “ustedes ya saben quién”- para realizar un Plan de Vivienda de Interés Social Prioritario en trece mil metros cuadrados por parte de la administración y los otros setenta mil metros cuadrados quedaron en disposición del privado, quien ya avanza en el trámite de la licencia de construcción de ochocientas casas, habiendo quedado viabilizada la prestación de servicios públicos por parte de la anterior administración también. Cabe resaltar que este crecimiento no está contemplado por ningún lado en el Esquema de Ordenamiento Territorial mientras hay bastantes lotes sin construir cerca al parque principal del municipio.

Así podría seguir con varios ejemplos en más de 8 municipios de la Sabana de Bogotá, pero debo cerrar: en conclusión, si no le ponemos atención al desordenado crecimiento de Bogotá y sus municipios aledaños, colapsaremos pronto. En tres años han aumentado el tiempo de trayectos para ingresar a Bogotá en 15 minutos, si el usuario está de buenas. El transporte ha aumentado 1300 pesos por viaje, si está de buenas. La tierra cada vez se valoriza aunque no haya mejores condiciones de vida, y los impuestos se vuelven impagables obligando a esa clase media de la que no habla el ministro a “desplazamiento no violento”; y eso puede ser uno de los síntomas de una burbuja inmobiliaria. Mejor dicho, si no planeamos lo que viene de forma coordinada y sensata, lo que vendrá será una cosa de no creer.

 

 

 

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