El operativo conjunto del CTI, ejército y policía nacional que se llevó a cabo el sábado pasado en el Bronx no es una solución a largo plazo, no se han planteado políticas conjuntas y se han agravado los problemas de seguridad , salubridad y política social para Bogotá. En la actualidad se evidencia que la destrucción de El Cartucho no fue la mejor alternativa, doce años después se sigue desplazando la problemática a otras partes de la capital.
Más de 2.500 hombres de la fuerza publica intervinieron hacia las 4 de la madrugada en la denominada puerta del diablo, nombre puesto por los mismos habitantes de calle al Bronx de Bogotá. Los uniformados encontraron problemáticas espeluznantes: menores de edad siendo explotados sexualmente, peleas ilegales y hasta varias redes de túneles de escape.
En cuanto a los habitantes de calle se debe cuestionar ¿Por qué razón terminaron en la puerta del diablo?. Son varios los factores: voluntad propia, falta de educación, pocas oportunidades laborales, un gobierno indiferente a las problemáticas sociales que por más de cuarenta años han perseguido a los capitalinos, desde la creación de la calle El Cartucho en la década de los ochentas hasta la actualidad.
En la historia se debe evocar el pasado del Bronx. En el año de 1998 el entonces alcalde de Bogotá Enrique Peñalosa llevo a cabo la demolición del denominado barrio El Cartucho en donde se estimó: vivían más de 4000 habitantes de la calle, se traficaban armas, drogas e inclusive había trata de personas.
Demoler el Bronx es la solución más fácil pero se entra en cuestión si es : ¿ Una verdadera solución a largo plazo?. Doce años después la historia demuestra que la demolición de El Cartucho no fue la mejor opción. Todos los habitantes de calle y delincuentes se desplazaron del dicho sector a dos cuadras más al norte donde se posesionaron del barrio Santa Inés y, se gestó al hijo del viejo Cartucho, el Bronx de Bogotá.
En la actualidad, después del la intervención de la fuerza pública del pasado sábado se evidencia que los habitantes de calle y la delincuencia se traslado a los barrios: San Benito, La Candelaria, Las Cruces y Plaza España. ¿Que se puede esperar de la seguridad de estos barrios si al lado del batallón de la guardia presidencial funcionaba la calle del cartucho y, al costado del Bronx está la dirección nacional de la policía?. Se agravó la seguridad de los residentes de este sector de la capital y se empezó a germinar el nieto del viejo cartucho en los barrios aledaños.
Este problema también viene de la administración pasada, ya que no han habido líneas de acción eficientes para solucionar el problema de raíz. El ex alcalde Gustavo Petro en el año 2011 prometió un centro de rehabilitación y no se construyó el prometido, solamente ubicó puestos de atención inmediata. El 65 % de las personas que se encuentran en centros de rehabilitación en Bogotá están en fundaciones sin ánimo de lucro aisladas del gobierno distrital, sin que éste las financie.
La administración Peñalosa tampoco ha creado mecanismos alternativos para resolver el problema de la drogadicción. En los primeros cinco meses de la actual alcaldía se expidió un acuerdo por parte del consejo de Bogotá, la mayoría Peñalosistas, que disminuyó los hospitales de 22 a 4, esto significa que el 40 % de los recursos de salud se redujeron. Esta situación limita la posibilidad de acción del gobierno frente a la problemática de la drogadicción, si no hay financiación para atender lo básico en un sistema deplorable como el de Bogotá, no se van a evidenciar recursos para generar políticas públicas para los habitantes de calle.
No hay política criminal que resista la falta de política social. El Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud (Idiprón) señaló en estudios que solamente del 2014 al 2015 se incrementó el número de menores de edad habitantes de calle. Asimismo, en 1997 residían en la calle más de 4.515 personas y cuatro años después de la demolición del Cartucho en 2001 se incrementó esta cifra a más de 11.832 personas. Esto refleja que la solución no es solamente la desconcentración de esta población, también se tienen que desarrollar políticas públicas sistémicas para erradicar los problemas.