A la postre, estamos perdiendo todos; empresas y empleados, dinero y tiempo.
Opiniones de
Julio César Vásquez
Me parece que al acuerdo con las FARC se le ha dado una dimensión que no tiene y se han puesto sobre él unas expectativas que no puede cumplir, si bien una firma de este tipo podría servir a manera de hito fundacional, las verdaderas reformas deberán venir de parte de la sociedad en su conjunto y no de las determinaciones que se tomen a puerta cerrada con un grupo rebelde.
Por: Julio César Vásquez
La campaña durante las últimas semanas por parte de profesores y estudiantes fue la de apostarle fuertemente al voto en blanco para bloquear el proceso y ponerlo a revisión una vez más, objetivo logrado al obtener más del 40% del total de la votación.
Por: Julio César Vásquez.
Durante el último par de años el gobierno ha convertido en su insignia y motivo de mayor orgullo el programa Ser Pilo Paga, el cual busca, fundamentalmente, disminuir la brecha en el acceso a la educación superior, sin embargo, por diferentes motivos, esta política resulta ser una de las medidas más regresivas que se ha visto recientemente en materia educativa..
Que todos los problemas de Colombia se reducen a la guerra perpetua que tenemos de lastre desde hace 200 años, que eso es lo que ha impedido que nos desarrollemos de una forma más acelerada, que si acabáramos la guerra podríamos usar esos 30 billones que gasta el país en su ejército en causas más nobles como la salud o la educación, que si acabáramos la guerra vendrían masivamente inversionistas extranjeros a generar millones de empleos; ese es el discurso que nos han vendido desde hace varias décadas, en los 90s con la lucha contra el narcotráfico, en los 00s con esa promesa tan cristiana que nos ofrecía Uribe de la guerra que acabaría con todas las guerras y, ahora, con el presidente Santos impulsando unos diálogos que nos llevarían al cese definitivo de hostilidades.
Cada vez que se insinúa la intención de enajenar parte de cualquier bien público, empiezan a saltar de preocupación algunas personas que creen que eso es un sacrilegio, que es un atentado contra el bienestar de la sociedad y que la sola propuesta altera la estabilidad de un estado de derecho y su vocación de servir a sus ciudadanos, no es un preocupación exclusiva de una izquierda radical, en el colombiano promedio este tipo de determinaciones son sinónimo de corrupción, para ellos privatizar es lo mismo que robarle al estado.
Durante los últimos 5 años se ha vuelto recurrente la constante queja de los habitantes de Bogotá y otras ciudades del país por lo que consideran un aumento exagerado e injustificado del impuesto predial