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Juan Darío Mejía Bocanegra

La paz no hizo violentos

Estudiante de ciencia política y filosofía de la Universidad de Los Andes. Me interesan los temas que tienen que ver con el ejercicio y uso del poder. Bogotano de 23 años, conversador y tratando de ser pensador. Hincha de Millonarios.

Juan Darío Mejía Bocanegra | 22 de septiembre de 2016

decerca

Un país que no soporta que otro use una camiseta de futbol distinta no necesita de unas elecciones para la paz.

Escribir sobre la disyuntiva a la cual se enfrenta la sociedad colombiana podría resultar tedioso, ya  existen bastantes artículos y bastantes argumentaciones sobre ambas opciones que tenemos para elegir en el tarjetón. Por eso escribir una vez más sobre las bondades de x o y posición resulta superfluo, más aún cuando mucha gente aun está leyendo los acuerdos. Sin embargo, escribir sobre cómo los promotores de ambas posiciones se han enfrascado en una lógica y accionar que contradice el espíritu del momento que atravesamos. Cualquier escritor se sentiría tentado de exponer sus razones por haber tomado una decisión, sin embargo, un tema más interesante es analizar la lógica discursiva y la dialéctica que se ha dado entorno al SI o al NO y mediante esto contar el método usado en la posición tomada.

 Durante 4 años en la Habana, delegados del gobierno y las FARC se sentaron a negociar condiciones que suponen son necesarias para que los grupos puedan hacer política sin armas, además de solucionar problemas que se identificaron como causas de este conflicto. Si lo acordado de verdad garantiza o no esto lo debe juzgar el lector. Lo que sí es juicio del escritor es la poca calidad argumentativa que esgrimen ambas campañas.

No se necesitan grandes habilidades matemáticas para saber que un país, que en promedio no lee más de dos libros al año no va a leerse 397 páginas en un mes. Si se necesita un total desconocimiento del país en el que viven para tachar a personas que no lo leen de ignorantes en el mejor de los casos. La efervescencia con que muchos de los votantes del SI defienden su posición solamente puede ser comprada a la violencia que las barras bravas esgrimen en algunos de los estadios del país.  

Votar por el NO o no estar aprobar el “Acuerdo para el fin del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera” se ha convertido casi en un crimen. Quien no está con el SI o es paraco, o es bruto o sencillamente goza con los muertos. Y claro, no merece ni ser escuchado, como pasó en Unicentro cuando se encontraron las dos campañas. De un país ´pacifico se hubiera esperado que se diera un debate de ideas y no de falacias argumentativas.  Usar a las víctimas directas del conflicto armado también resulta falaz. Apelar a los sentimientos del electorado exhibiendo fotos de soldados sin piernas o entrevistas sobre la reunión que sostuvieron algunas de las victimas parece más un teatro, un drama. No todas las víctimas aprueban este proceso, asegurar que las victimas todas lo apoyan y además no darle la misma importancia a las que no, solo las revictimiza, cuestión que la larga imposibilita que puedan vivir en paz, si ellas no pueden nosotros como nación, tampoco.

La campaña del NO, no deja ver un mejor escenario. Si bien hoy son la oposición políticamente hablando la mayoría esgrimen argumentos de odio y desesperanza. Que somos una sociedad violenta, que acá jamás habrá paz son los argumentos que existen en las calles. Muchos aun no se han informado sobre lo acordado y en base a la desinformación tratan de influenciar a sus conocidos. Para ellos quienes apoyan lo acordado en la Habana, o quienes ven este momento como la única manera de terminar con las FARC,  son unos traidores apátridas y unos mamertos (término que tanta violencia genera en las calles y aulas de nuestro país). Comparar y usar la grave situación que viven los venezolanos o la oposición (si es que existe) en Cuba es un argumento igual que el de las victimas por el SI, y no ayudan en nada a mejorar nuestra realidad ni la de esos países. No sobra aclarar que de parte de las dos campañas también se han encontrado argumentos y personas valiosas abiertas a un debate, y a construir paz con el otro.

La paz no depende de lo que usted marque en un papel, seguramente el 3 de Octubre seremos un país con los mimos problemas que hoy en día. Establezca un sistema de perdida y ganancia, y si lo acordado en la Habana para su visión le da más ganancias que perdidas vote si, si por el contrario el resultado es NO vote que no. Si está consciente de que esta campaña se convirtió en el juego de ajedrez de dos caudillos y no quiere participar en él, absténgase. En su medida, todas las posturas están en lo correcto. Eso sí, sea cual sea su decisión construya la paz en las calles y en las aulas, no por defender las ideas del ex presidente Uribe o del Senador Robledo una persona es merecedora de perder el respeto.

Un país que no soporta que otro use una camiseta de futbol distinta no necesita de unas elecciones para la paz, nos necesita a usted y a mí para construirla. Pase a formar parte de este momento histórico para bien, sin importar el resultado y deje de esperar a que el gobierno instituya su derecho a la paz, constrúyala usted.

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