Algo anda mal con la campaña del SÍ: no se trata de tomarse fotos para las redes sociales y los medios; entre otras cosas porque las de Uribe son más publicitadas. Tampoco de dejar pasar por nuestro lado (aquí me incluyo) a las personas que apoyan el NO sin fundamentos, sin siquiera mirarlos. A los que apoyamos el SÍ no se nos está permitido ignorar la realidad. La campaña no puede quedarse en el reducido mundo de las estrellas, tenemos que ponernos la camiseta como lo dijo el joven del SÍ.
Por: Juan Pablo Parra
Las Estrellas del SÍ.
En la mañana lluviosa del 6 de septiembre arribé temprano a la Plaza de Bolívar, allí se encontraban algunas personas destacadas de la sociedad colombiana, las cuales estaban en plena campaña por la paz. Se trataba de una foto frente a la Casa del Florero, en la que posaban personalidades como Antanas Mockus, Héctor Abad Faciolince, Alejandra Borrero, un miembro de la comunidad tairona, entre otros, frente a una camisa blanca con un SÍ en los colores de Colombia.
Ya qué había llegado temprano a mi cita, decidí apostarme en las escaleras de La Catedral Primada a ver a las estrellas de la paz. Mientras esperaba un hombre subido en una escalera portable vociferaba a quien osaba tomar una foto o perturbar a los modelos. Las celebridades seguían sonriendo por la Paz. Junto a mí, dos hombres miraban la escena.
El mayor de mis acompañantes, un hombre que rebasaba los cincuenta, tenía bigote y traje. El otro, visiblemente más joven tenía camisa y era costeño. Ambos dialogaban acerca de la paz. El hombre mayor decía que el país se iba ir al carajo irremediablemente: con la paz o sin ella. El más joven contrapunteaba acerca de la llegada de las FARC al poder y la venida de una crisis como la que afronta Venezuela. Mientras tanto, las estrellas habían terminado de posar y dialogaban entre ellas, otras comenzaban a tomarse fotos de nuevo. En ese momento logré reconocer a Piedad Bonnett, a César Rodríguez Garavito, a Juan Manuel Roca y al actor Julián Román. Todos hablaban, reían, gritaban y se tomaban fotos, pero ninguno hablo con los hombres a mi lado que iban a votar por el no.
Me alejé de la Catedral mientras los hombres discutían, ahora el mayor se mostraba más positivo frente a la paz, contento con el progreso decidí alejarme sin intervenir para evitar una difícil conversación. Crucé la plaza y me senté en una banca de cemento en la esquina opuesta al alboroto.
Mientras seguía esperando observaba como el tumulto se hacía más grande, algunos policías aparecieron. Frente a mí, un montón de palomas se abalanzaban, no por las fotos, sino por las sobras que un hombre les dejó. Algunas aves de refuerzo llegaron de los edificios cercanos a la plaza, el aletear constante le daba a la imagen una sensación de estar pixelada. Me paré de nuevo y camine hacia la Casa de la Moneda.
Al llegar me encontré a los policías hablando de la foto que se había tomado, los famosos seguían en lo mismo que los había dejado. Comenzaban a pasar periodistas seguidos por sus hombres cargando grandes cámaras. Los hombres que discutían habían desaparecido, los remplazó un joven sucio que se acostó en las escaleras.