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Diego Cortés Valencia

Negocio CAN: La movida del gobierno distrital dentro de la UN

Estudiante de Economía. Representante Estudiantil ante el Consejo de Sede Bogotá y ex Representante ante el Consejo de la Facultad de Ciencias Económicas. Coordinador del grupo de trabajo de coyuntura económica Contrapuestos y miembro del grupo de trabajo Avanza UN. Activista político de la Organización Colombiana de Estudiantes, OCE, y del Polo Democrático Alternativo.

Diego Cortés Valencia | 08 de marzo de 2016

Por eso estoy seguro que será desde las aulas y las calles dónde se les dejará claro a Mantilla, a Diego Hernández, y a los gobiernos de Peñalosa y Santos, que nuestro campus ni se toca ni se vende.

Las representaciones estudiantiles hemos venido denunciando cómo la Universidad Nacional se encuentra en la mira de grandes inversionistas, como el grupo empresarial Construcciones Planificadas S.A. de Luis Carlos Sarmiento Angulo, y de los gobiernos distritales interesados en apropiarse del campus universitario para llevar a cabo el proyecto inmobiliario de la Renovación Urbana del Centro Administrativo Nacional, dirigido por el gobierno de Juan Manuel Santos. En total se contempla la enajenación de más de 38.000 metros cuadrados del campus, que incluye el recién inaugurado hospital universitario y los predios para la construcción de su segunda fase. 


Decanos y representantes planteamos la necesidad de tomar acciones contundentes por parte de la administración de la universidad, como apoyo a proyectos jurídicos que blinden al campus por ser patrimonio público y cultural, pero las gestiones de Ignacio Mantilla y Diego Hernández se limitaron a comunicados que no son garantías de ningún tipo de protección de la universidad y sus terrenos. Lo que sí ha hecho el vicerrector de sede, Diego Hernández (quien durante 4 años fue gerente del Banco AV Villas, propiedad también de Sarmiento Angulo), fue trabajar de la mano con la administración distrital pasada, y ahora con el nuevo gobierno de Enrique Peñalosa, y no precisamente al servicio de los intereses institucionales. 


En el 2013 se expide el Decreto 364 por el cual se adopta la modificación del Plan de Ordenamiento Territorial, Hernández cabildeó una propuesta que no protegía a la Universidad, contrario a lo que afirma él mismo. La modificación de usos de suelo de los terrenos de la UN en el nuevo POT abría las puertas a la aplicación de la Renovación Urbana del CAN sobre el campus, generando una presión inmobiliaria para la Universidad que se agrava por sus necesidades presupuestales. 


Lo que salió a defender la administración de la Universidad fue la minúscula mención a la institución en el parágrafo 5 del artículo 520 del POT que afirma dar libertar a la Universidad de decidir si entra o no al proyecto de Renovación Urbana que propone el CAN. Lo que no mencionaron es que la autonomía universitaria está consagrada por la constitución, y no se otorga desde un POT, por lo cual la modificación que realizaba dicho parágrafo era un saludo a la bandera, mientras el POT sí producía un riesgo para los intereses públicos de la universidad. 


Aunque la modificación al POT del 2013 fue suspendida en el Concejo de Bogotá, el nuevo gobierno distrital aseguró que va a “destrabar” el “gran proyecto del CAN”, lo cual pone de nuevo en estado de alerta a la comunidad universitaria. Se suma a lo anterior que el pasado 24 de febrero se nombra a Diego Hernández como miembro del Consejo Territorial de Planeación de Bogotá mediante el decreto 085 de 2016 de la Alcaldía Mayor de Bogotá.


Llama la atención que de 4 candidatos, Hernández fuera elegido como uno de los designados a aconsejar sobre los lineamientos territoriales del gobierno Peñalosa incluyendo la renovación del CAN, sobre el cual el vicerrector no ha llevado la propuesta de excluir a la UN del proyecto como postura ante el gobierno Distrital y Nacional, y proyecto en el cual tiene gran interés Sarmiento Angulo, anterior jefe de Hernández.


Es necesario aprender de lecciones victoriosas, como la de los vecinos de Teusaquillo que lograron, con organización y movilización, que sus barrios fueran excluidos del proyecto CAN. Por eso estoy seguro que será desde las aulas y las calles dónde se les dejará claro a Mantilla, a Diego Hernández, y a los gobiernos de Peñalosa y Santos, que nuestro campus ni se toca ni se vende.


Coletilla: Además de la defensa de los terrenos de la Universidad que se encuentran en el CAN, esta representación estudiantil hace un llamado a la defensa de todo el campus, que incluye los 7 edificios y terrenos de la UN que se encuentran en arrendamiento, como comodatos, a distintas entidades (por ejemplo el ICONTEC), que debemos recuperar para suplir el déficit de infraestructura de la sede, y poner estos edificios al servicio de los fines misionales de la Universidad.


 

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